Hoy es el Día Universal del Niño y, para celebrarlo, he pensado en hacer unas apetitosas galletas porque, ¿a qué niño no le gustan las galletas?
Tal día como éste, el 20 de noviembre de 1989, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño, siendo éste el primer instrumento internacional que reconoce a los niños y niñas como agentes sociales y como titulares activos de sus propios derechos. A pesar de ello, y como bien ha expresado la organización Acción contra el Hambre, "este día de la infancia, falta infancia" Y por ello, para aportar mi granito de arena a este día tan especial, he decidido dedicar esta receta especialmente a los niños.
Además, con ella me gustaría participar en el concurso de celebración del 2º cumpleblog de "Rezetas de Carmen"
En este caso he preparado unas galletas un poco especiales que tienen a la naranja como gran protagonista.
La naranja es una de las frutas más populares de nuestro país, no sólo por su exquisito sabor sino también por sus enormes beneficios. Algunas fuentes cuentan que el nombre original de las naranjas era ‘narangah’ del sánscrito, y que significa literalmente ‘veneno para elefantes’. Esto es así por una antigua leyenda que contaban según la cual la naranja era un manjar tan rico y dulce que los elefantes llegaban a morir de glotonería comiendo naranjas.
Es probable que ya los antiguos griegos conocieran este cítrico, originario de China. Las míticas "manzanas de oro" del jardín de las Hespérides que el héroe Hércules debió recoger en el curso de sus doce trabajos, eran naranjas amargas.
Las naranjas, poco energéticas, son muy ricas en vitaminas (sobre todo en vitamina C) y en la cocina se emplean de muchas formas diferentes: zumos, mermeladas, en postres, ensaladas, suflés, etc.
Pero en este caso, yo me he decantado por hacer una especie de cortezas de naranja confitada. Para ello las he pelado (tienen que ser naranjas grandes) y he retirado la parte blanca que se encuentra bajo la corteza. En una olla he puesto 1/4 de litro de agua, 125 gr de azúcar y 1 dl de jarabe de granadina para cada naranja, lo he llevado a ebullición y luego he añadido las cortezas. Luego he dejado reducir el jarabe a tres cuartos a pequeños hervores. Al sacar las cortezas las he espolvoreado con azúcar y las he dejado secar en una rejilla.
Quedan exquisitas y nos pueden dar mucho juego en la cocina (o, simplemente, tomarlas como "gominolas") En este caso, yo las he utilizado para estas galletas.
La receta es una versión sacada del libro de Xavier Barriga que tanto me apetecía probar:
Ingredientes:
- 40 gr de piñones
- 125gr de azúcar glas
- 1 naranja confitada
- 30 gr de harina floja (es importante que no sea de fuerza)
- 60 gr de nata
Preparación:
En primer lugar, tostamos los piñones (yo he aprovechado el horno). Seguidamente, vertemos todos los ingredientes sobre un bol o robot de cocina y mezclamos hasta que la masa quede homogénea.
Con una manga pastelera o, simplemente y si sois mañosos, con una cuchara, colocamos pequeñas porciones de masa sobre una bandeja de horno con papel sulfurizado.
Es importante tener en cuenta que las galletas se expanden muchísimo así que habrá que dejar una buena separación entre ellas.
Finalmente, las metemos en el horno precalentado a 180 ºC hasta que estén doradas y tengan un aspecto crujiente.
En cuanto a la presentación, yo me he decantado por dejarlas con forma abstracta pero si queréis ser más originales podéis, antes de que enfríen, ponerlas sobre un vaso o botella para que quede una forma de "teja"
Espero que os haya gustado y que disfrutéis del día del niño!
Feliz semana