Sea como sea y se llame como se llame, no cabe duda de que se trata de uno de los postres más ricos, fáciles y rápidos que todos, al menos una vez en la vida, hemos probado.
Y es que las torrijas son un plato tremendamente antiguo. De hecho, aparece ya citado en el siglo XV por Juan del Encina "miel y muchos huevos para hacer torrijas" como un postre indicado para la recuperación de las parturientas. Además, las primeras recetas aparecen en 1607 de la mano de Domingo Hernández de Maceras en su "Libro de Cozina"
Por otro lado, y como bien es sabido por todos, las torrijas gozan de una gran importancia en nuestra cocina tradicional debido a su asociación con la cuaresma. Se dice que las torrijas son un invento de las monjas, quienes preparaban con el pan sobrante un dulce para llenar el estómago y que aliviara el ayuno de carne impuesto en la época de Cuaresma.
En cuanto a su elaboración, ésta admite múltiples variantes: ya sea el tipo de pan o los distintos baños y almíbares empleados. A pesar de ello, muchos opinan que la verdadera receta de torrijas, debido a su carácter de receta de aprovechamiento, es la preparada con pan duro del día anterior bañado en leche o vino para su mejor ingesta.
Las torrijas que comemos en mi casa se parecen más a lo que sería "Pain perdu" ya que preferimos prepararlas a la plancha en vez de freírlas en abundante aceite (no somos mucho de fritangas).
La receta que os traigo es del resultado de un largo camino en búsqueda de la torrija perfecta: a base de muchas "catas de torrijas" e infinidad de pruebas fallidas....
Y la verdad es que todavía no nos hemos dado por vencidos así que ¡seguiremos buscando la torrija perfecta! (estaréis al tanto del descubrimiento!)
Ingredientes para 4 personas:
- 4 rebanadas bastante gruesas de pan de molde casero; pan para torrijas; o brioche (lo importante es que sea un pan blando para que pueda absorver mejor los aromas y sabores)
- 1 huevo batido
- 500 ml de leche
- 2 cucharadas de azúcar
- 1 cucharada de canela
- 1 cucharadita de vainilla en polvo
- ralladura de un limón
- ralladura de una naranja
- 150 ml de zumo de naranja
- mantequilla
- aceite de oliva
- sirope de arce (opcional)
- azúcar glas (opcional)
Elaboración:
En primer lugar mezclamos la leche con el huevo batido, el azúcar, la canela, la vainilla, la ralladura de limón, la ralladura de naranja y el zumo de naranja. A continuación, incorporamos las rebanadas de pan en la mezcla y las dejamos que la absorban, al menos durante 15/20 minutos.
Una vez pasado el tiempo, les quitamos el exceso de líquido y reservamos. En una sartén ponemos un poco de mantequilla y de aceite y lo calentamos (no demasiada cantidad, recordar que no se trata de freírlas sino de hacerlas a la plancha) Cuando esté caliente incorporamos las rebanadas de pan y las hacemos por ambos lados hasta que estén ligeramente doradas.
Finalmente, las disponemos sobre papel de cocina absorbente y, una vez quitado el exceso de aceite, emplatamos.
La presentación dependerá de vuestros gustos pero ¡que estén calentitas! A mí me gusta con un poco de azúcar glas y sirope de arce pero, para los más golosos, recomiendo una bola de helado: ¡el contraste de temperaturas es sencillamente perfecto!
¡Espero que os haya gustado!
y ¡Feliz Semana Santa!