Pero dejando atrás mi mala suerte e intentar poner buena cara al mal tiempo, hoy nos centraremos en la elaboración de un "plum cake". Un bizcocho perfecto para disfrutar de una tarde de lluvia con una buena taza de chocolate caliente, sofá y manta.
Sea como fuese, esta receta tiene su origen en la antigua Roma, en donde a la masa le añadían piñones, pasas y granadas. No es hasta la Edad Media en donde se le empieza a llamar "fruit cake", elaborándose con miel, especias y frutas en conserva. Es de ahí de donde surge el considerarlo un bizcocho típico de la época de otoño ya que era una buena forma de conservar las frutas recogidas durante el verano.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los nuevos ingredientes, aportaciones e innovaciones, hoy en día parece que se le podría denominar plum cake a casi todo. En mi caso, la receta que siempre sigo y la que mejor resultado ha tenido entre mis amigos, es la siguiente:
Ingredientes:
- 250 gr de mantequilla
- 250 gr de azúcar
- 5 huevos
- 250 gr harina
- 1 cucharadita de levadura en polvo
- La corteza rallada de un limón
- Ron
- Frutas confitadas al gusto (yo suelo poner unos 100 gr.)
Preparación:
En primer lugar, precalentamos el horno a 160 ºC. Ablandamos un poco la mantequilla y, con la ayuda de una varilla, vamos incorporando el azúcar. Sin dejar de batir agregamos los huevos uno a uno y luego la harina tamizada.
Seguidamente, añadimos la levadura, la ralladura de limón y las frutas (previamente maceradas en ron, bien escurridas y rebozadas en harina para que no se queden en el fondo del molde a la hora de cocinarlo). Horneamos durante 50 o 55 minutos.
No os preocupéis si al sacarlo del horno notáis que el interior está todavía un poco líquido. El hecho de llevar bastante mantequilla hace que ocurra esto pero, en cuanto enfríe un poco, notaréis como se empieza a poner en su punto.
Espero que os haya gustado y que, a pesar del mal tiempo, paséis una buena semana.