La Broa de milho es una de esas recetas a las que le tengo un cariño especial. A pesar de no ser un pan típico de mi zona, sí lo es de partes más al sur de Galicia y sobre todo, de Portugal.
Se trata de un pan elaborado a base de harina de maíz, con una miga compacta (que se desmorona facilmente por la ausencia de gluten en este tipo de harina) y una corteza súper crujiente.
En cuanto a su sabor, he de decir que resulta un tanto peculiar. De hecho, he conocido a mucha gente que, aún gustándole el pan, detesta la broa de milho (aunque a la mayoría nos encanta!!!) Esto es, sobre todo, por la dulzura del maíz.
La elaboración difiere muchísimo dependiendo de la zona en que se realice. En mi caso, como nunca antes lo había hecho en casa, no me ha quedado más remedio que investigar.
Y me he dado cuenta de que se puede hacer de mil maneras: mezclando varios tipos de harinas; añadiendo masa madre; escaldando previamente la harina; añadiendo miel, etc, etc, etc.
Como se trataba de la primera vez que me enfrentaba a la broa, no me quería complicar mucho la vida y me he decantado por una versión sencilla y poco laboriosa: he hecho una pequeña adaptación de la receta de Paul Gayler en "Panes del mundo"
Ingredientes:
- 250 gr. de harina de maíz
- 420 gr. de harina de trigo (de fuerza)
- 400 gr. de agua templada
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 10 gr. de levadura seca de panadería
- 1 cucharadita de sal
Elaboración:
En primer lugar, disolvemos la levadura con 200 gr. de agua templada. A continuación, añadimos 125 gr. de harina de maíz y 50 de harina de trigo y mezclamos hasta conseguir una pasta homogénea. Dejamos reposar 1 hora (se formarán grumitos)
Cuando haya pasado el tiempo, a esa mezcla le añadiremos el resto de agua, el aceite, el resto de las dos harinas y la sal. Amasamos durante unos 10-12 minutos (yo lo he hecho con robot de cocina), lo tapamos con un paño y dejamos reposar 1 hora o hasta que haya doblado su volumen.
Una vez pasado el tiempo lo desgasificamos (apretamos la masa con cuidado para quitarle el aire) y formamos una bola. La disponemos sobre la bandeja de horno, espolvoreamos con harina de trigo y la tapamos con un paño para que repose durante 1 hora más.
Finalmente, precalentamos el horno a 250ºC, introducimos la broa y bajamos la temperatura a 220ºC. Horneamos durante 20-30 minutos o hasta que quede dorado y que, al golpear la base, suene a hueco.
Para degustarlo os recomiendo untar unas rebanadas con mermelada (para chuparse los dedos!) Y, para los amantes del foie, me han dicho que combinan a la perfección!
Ainda não é a broa "perfeita" que procuro, mas é muito boa ;)
Espero que os haya gustado!!!
¡Beijinhos!