El restaurante abrió sus puertas en febrero de 2016 y, desde entonces, el chef a ofrecido su cocina a personalidades del mundo empresarial, político, deportivo, cultural y social.
Nada más entrar, Carlos nos dio la bienvenida a "su casa", como a él le gusta llamar al restaurante. Pasamos por un pequeño recibidor, una biblioteca con grandes libros de gastronomía, la bodega y, finalmente, al comedor.
La decoración y el ambiente llaman la atención ya incluso en el recibidor: una mezcla de arte clásico y contemporáneo, con un estilo un tanto burgués: sillones de terciopelo, cristalería de Baccarat, vajilla de Limoges...
La cocina de Oyarbide es, en sus propias palabras, “sencilla, tranquila, sensible y muy delicada”: una cocina auténtica, con raíces en la cocina navarra, y con la máxima calidad.
De hecho, Carlos va todos los días al mercado buscando el mejor producto fresco, siendo toda la materia prima de temporada, por lo que su carta varía en cada estación.
Nuestra experiencia comenzó con chistorra y unas croquetas semiliquidas de leche de oveja latxa, con picadillo y brotes de espinacas: ¡increíbles! sin duda, de las mejores croquetas de la capital (¡tomad nota, croqueteros!).
Continuamos con un paté de faisán: cuidando hasta el último detalle para crear un plato único. De sabor suave y muy adictivo.
Los boquerones encurtidos con tomate ahumado dieron un genial toque fresco al menú: el pescado tenía una textura sencillamente perfecta.
Tras ello llegó lo que, para mí, fue el plato estrella de la comida: huevo Galo Celta con pilpil de piel de bacalao y coppa Joselito. ¡Fascinante! Fue acercar el cuchillo al huevo y enseguida se rompió, saliendo la yema: ¡de cine!. Además, el pilpil de piel de bacalao, que sonaba un tanto extraño al principio, es la mejor combinación posible para este platazo.
Comenzamos los entrantes con una merluza con verduras de temporada: producto de primera cocinado a la perfección.
Seguimos con un cordero con setas. Riquísimo: la carne se deshacía en la boca y combinaba a la perfección con esas setas tan buenas.
Empezamos los postres con una deliciosa y tierna tarta de queso. De sabor muy bueno y para nada pesada.
Y finalizamos con su famosa Pantxineta: ¡un espectáculo! El crujido del hojaldre al romperse es para grabar literalmente: de cine! Y esa crema pastelera estaba para morirse...
Está claro que cuando se pone pasión en la elaboración de un plato, se nota: y por ello, la cocina de Carlos no puede definirse de otra manera que no sea "extraordinaria".
¡Espero que os hubiese gustado! y que lo probéis pronto!!
Carlos Oyarbide
Calle de Villanueva, 21, 28001 Madrid
918 27 52 49