El tomate: ¿fruta u hortaliza?

¿Sabíais que el tomate es en realidad una fruta?
A pesar de que en nuestra lengua llamemos "hortaliza" al tomate, al pepino o a la berenjena, en realidad ninguno de ellos se consideran como tal. Una hortaliza es una planta comestible que se cultiva en huertas y, como sabemos, el tomate es en realidad una baya, es decir, un fruto carnoso (el fruto de la tomatera).

Sea una cosa u otra, lo que sí es cierto es que el tomate es muy importante tanto en nuestra cocina como en nuestros mercados (de hecho, España es el séptimo país productor de tomate). Pero esta consideración no siempre fue así ya que durante mucho tiempo el tomate fue considerado tóxico.
A pesar de estas falsas creencias, el tomate acabó imponiéndose en la cocina y hoy en día sabemos que contiene múltiples beneficios: es una fuente de antioxidantes (ya que contiene una gran de licopeno), reduce el colesterol, protege el corazón y además, contiene numerosas vitaminas y minerales.
Por otro lado, el tomate se ha convertido en un alimento indispensable en la cocina por su gran versatilidad y sabor. Puede combinarse de muchas maneras: cocidos, en crudo, en zumo, etc.

Aunque podemos encontrar tomates durante todo el año, su mejor época es el verano (de hecho, como podéis ver en la foto, en mi huerto ya tenemos tomates con un aspecto increíble).


Además, este año hemos tenido una muy buena cosecha (sobre todo el tomate pera) y, para aprovecharlos, una de las mejores maneras es hacer mermelada de tomate.

Mucha gente, al combinar las palabras "mermelada" y "tomate" se extrañan pero, como ya he dicho, el tomate es un fruto y, al igual que puede ocurrir con el melocotón, es muy sencillo prepararlo en mermelada.


Ingredientes:

  • 800 gr de tomate
  • 450 gr azúcar
  • zumo de un limón


Preparación:

Primero escaldamos los tomates. Para ello sumergimos los tomates en agua hirviendo y cuando vemos que se empieza a agrietar la piel los introducimos en un bol con agua helada.

A continuación los pelamos y quitamos las máximas semillas que nos sea posible. Los pesamos y los ponemos en una olla a fuego con el zumo de limón. Cuando el tomate esté blando y haya consumido el agua, añadimos el azúcar. Removemos y lo dejamos hervir hasta que esté en su punto (para comprobarlo ponemos un poco de la mermelada en un plato y la dejamos enfriar)


La mermelada de tomate se puede utilizar para muchas cosas: de decoración en una tarta, en una bruschetta salada, o incluso en pan tostado para desayunar.

 

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